El pasado viernes 18 empezamos con la primera clase de
Terapia Evolutiva Integral. Solo entrar
en clase ya se respiraba la tranquilidad. Éramos tres alumnas y nuestra
profesora. Las 4 estábamos sentadas en círculo encima de unas colchonetas con
unos cojines en el suelo. La sala olía a incienso. De fondo se oía una
suave música relajante.
Iniciamos la clase con una meditación guiada por nuestra
profesora, fuimos conscientes de nuestra respiración y vaciamos nuestro
interior. Luego nos desahogamos caminando rápidamente por la clase y diciendo
en voz alta todas las cosas que ocupaban nuestra mente y. Poco a poco fuimos
disminuyendo la velocidad y parando
hasta enraizar nuestros pies en el suelo, (cosa que durante las
siguientes sesiones deberemos tener presente) inmediatamente sentimos una gran paz
interior.
Luego hablamos brevemente sobre nuestros centros energéticos,
y sobre la importancia de dejar sentir nuestras emociones a través del corazón.
También sobre la importancia de mantener nuestros pies enraizados en el suelo y
ser conscientes de nuestros puntos de apoyo, por ese motivo en clase íbamos descalzas.
Seguidamente, después de dar un poco de teoría pasamos a la
práctica, con la sanación de engramas, o curación de heridas. Es un ejercicio
que se practica en grupo, donde una de nuestras compañeras se ofreció a ser la
primera. La sanación de engramas o curación de heridas nos sirve para localizar
y aceptar traumas, emociones, miedos… enquistados en nuestro ser y nos ayuda a
liberarnos de ellos, sin estar solos, si no rodeadas/os de nuestras compañeras
y guidas/os por nuestra profesora, así es más llevadero y podemos llegar a
comprender mucho más nuestra situación.
Para finalizar la clase nos dimos un fuerte abrazo entre
todas.
TEI, es una terapia muy recomendable y una gran herramienta
para todos nosotros.
¡Esperamos veros el próximo viernes, os esperamos con los
brazos y el corazón abiertos!